El refuerzo positivo es una recompensa que ofrecemos a nuestros niños luego de una conducta que deseamos incrementar. Se trata de elogiar con palabras, atención o premios sus actitudes correctas. El refuerzo positivo, tiene como fin darle valor al esfuerzo realizado por nuestros niños ante una labor. Pero ¿Que sucede cuando caemos en control de los chiquitines? Pues vemos que son tan habilidosos que fácilmente y casi sin darnos cuenta nos cambian las reglas del juego y podemos terminar necesitando un premio por cada cosa que deseamos que realicen.
En vista de ello, te brindamos la oportunidad de seguir tres sencillos pasos que debes tomar en cuenta al momento de realizar un refuerzo.
#1 Selecciona el reforzador
Es importante que tengan claro cómo quieren reforzar; Elegir entre un beso, palabras de reconocimiento según la edad del niño, miradas de complicidad y una sonrisa pueden alternarse con muy pequeños y eventuales premios materiales. También es importante tener una línea coherente de comportamientos aprobables entre mamá y papá (conductas que sean reforzables para los dos).
#2 Evitar elogiar desmesuradamente
Si sobrevaloramos la conducta del niño, terminamos poniendo entredicho nuestra credibilidad, por ejemplo: cuando nos muestran un dibujo que no está muy bien elaborado no podemos decir que es fantástico, más bien elogiemos aspectos concretos de él, que uso colores lindos, que no se salió tanto del contorno, dándole pistas al niño de que puede ir mejorando.
La idea de reforzar conductas, implica un estímulo adicional para generar mayor cantidad de conductas positivas; Sin embargo, este estímulo debe ser dosificado: ¡No todo el tiempo debemos reforzar!
#3 Concéntrate en el esfuerzo más que en el Logro
Valora sobre todo el esfuerzo, cuando queremos reforzar una conducta como “recoger los juguetes” debemos hacerlo inmediatamente luego de la actividad, para que logre asociar la conducta con el estímulo y de esa forma aumentar la probabilidad de que se repita, sin embargo es necesario enfocarnos en su esfuerzo más que en el resultado; En lugar de decir: ¿Viste que linda quedó tu habitación con los juguetes ordenados? Decimos “Viste, cómo pudiste ordenarlos, ¿te gusta cómo quedó?”
Esto evita que el niño se haga demasiado dependiente de aprobaciones externas, por el contrario ayuda a que se sienta satisfecho por hacer las cosas por sí solo y genera mayor confianza en sí mismo favoreciendo su autoconcepto. El mayor reforzador y la mayor satisfacción para su reconocimiento son las palabras, los abrazos y los aplausos de los padres por lo que es un buen momento para iniciar con el refuerzo positivo.
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